Me llamo Paula, estoy divorciada (por suerte), no tenía un trabajo decente desde hacía años (a pesar de mis estudios), no tengo pareja (ni ganas), ni tengo hijos (mi mayor pena).
Por todo ello me resistí a celebrar mi último cumpleaños, precisamente, porque tengo poco que celebrar. Pero mis amigas se empeñaron en que me hacía mucha falta divertirme, así que me llevaron de fiesta y… bueno, prefiero...