"Llegue a la escritura sin quererlo. Iba para otro lado, quería ser cantora, trapecista o una india pájara tirándole al crepúsculo. Pero al lengua se me enroscó de impotencia y, en vez de claridad o emoción letrada, produje una jungla de ruidos. No fui musiquera ni canté al oído de la trascendencia para que me recordara a la diestra del paraíso neoliberal".
Estas crónicas recorren el discordante ...