Después de la caída de la Unión Soviética y la debacle económica con Boris Yeltsin, Vladimir Putin se afianzó como un actor político imprescindible en el panorama ruso, dispuesto a continuar la apertura económica y permitir el enriquecimiento de una corrupta élite empresaria, a condición de que no se interpusiera en su fulgurante ascenso político. También dio rienda suelta al expansionismo, origen...