A todos nos gustaría que las rupturas, ya sean sentimentales, familiares, profesionales o de cualquier otra índole, fueran un corte repentino y limpio, pero en realidad son un desgarro constante, un largo trabajo íntimo de liberación, de distanciamiento y de apaciguamiento afectivo.
A menudo tenemos la sensación de no ser quienes somos, de estar interpretando un papel al margen de nuestra propia v...