"A fuerza de esperar el milagro económico, que está ahí, al alcance de la mano, el hombre argentino se ha vuelto impaciente. Aguarda, ansioso, la goleada, el resultado apabullante que le permita volver a la casa y mirar a sus hijos a los ojos. La diferencia apabullante que lo habilite a anunciarles: 'Hijos, la casa está en orden'".
Roberto Fontanarrosa se hace personaje de sí mismo y, como eximio ...