Quiero un hijo: "Aquel verano llovía poco (cosa rara en Gijón) y el calor regularmente se mantenía por encima de los veinte grados, lo que tampoco era frecuente. El termómetro situado en el Muro, ante la preciosa playa de San Lorenzo, a ciertas horas del día, incluso, cosa insólita, marcaba veinticinco grados, lo que hacía que los veraneantes (abundantes en el mes de agosto en la preciosa ciudad c...