Quieres ser mi mujer:
"—¿Qué te dijo, Elena?
—Nada.
—Estás pálida.
—No. Estoy como siempre. Y deja ya de importunarme, Inés.
—Eres una niña, Elena. Yo soy una mujer, estoy casada y conozco a los hombres. ¿Por qué no me dices la verdad? Estás demasiado enamorada de él.
Elena enarcó las cejas. Aquellos ojos maravillosamente grises sonrieron humorísticos.
—¿Ena...