Quiéreme y olvídala:
"—No te detengas, Barb —gritó el padre—. Lo que estás diciendo es muy grave. Tan grave, que te llevarán a la cárcel.
—Papá…
—Y esta vez no podré sacarte de allí, hija mía —gritó desesperadamente—. ¿Te das cuenta de lo que dices? ¡Matar a un hombre! ¿Estás segura de que lo has matado?
—Papá…
—Di; deja de llorar. ¿Estás segura?
—¡Oh…! ¡Oh…! ¡Oh…!
—Bárba...