A principios del siglo XX, Rubén Darío demostró que la columna periodística no tenía por qué ser el género favorito de los ganapanes y que perfectamente podía hacer parte de la literatura —e, incluso, de la gran literatura—. Quién sabe si Sorayda Peguero Isaac leyó en su natal Santo Domingo al maestro nicaragüense; pero, como quiera que haya sido, es evidente que sigue la cauda de su estela.
"Por ...