Remedios volvió a apoyar su cara en el pecho de su tío. La angustia dominaba su cuerpo. Le costaba respirar. Sabía que todo estaba terminado, que jamás volvería a ver a José. No sólo por su enfermedad que la distanciaría a leguas de él, sino también por la traición en la que lo había hundido. Había actuado mal, se había equivocado mucho. Necesitaba que su marido la perdonara, pero eso parecía impo...