Y otra vez fue mayo. Y lo inesperado sucedió, sin saber muy bien cómo. Otra vez las gentes en las calles, ocupando las plazas y tomando la palabra. Para decir «no, así no». Fuera de los cauces institucionales, una multitud sin rostro y sin miedo salió a expresar su malestar ante una realidad que se imponía, aplastante, como única.
Con la fuerza del texto escrito con urgencia, la frescura de la inm...