Olvídalo: "—No pareces muy feliz, Mika. Ésta alzándose de hombros, hizo un gesto vago, y algo que parecía una sonrisa afloró a sus labios. —Siempre lo dije —siguió murmurando la anciana—. Tú no eres mujer para ése. —Vamos, Florentina. Esta removió el contenido de la cacerola con su parsimonia habitual. Tenía unos setenta y cinco años. Mika recordaba haberla visto allí, en aquella choza del bosque,...