Carmela y Nico llevan una vida apacible, sin grandes tragedias ni grandes alegrías. Él es profesor de latín en un instituto y acepta con resignación que su mujer necesite a veces escapar de esa existencia algo insípida en una urbanización de clase media; y también se ha resignado a que en esas escapadas haya otros hombres. Nico no tiene aventuras; tan solo le importa ayudar a Olivia, la inmigrante...