La vida de Romy dio un giro total en el momento que murió su padre. Quedó en la calle por la ambición de su sirvienta, que se quedó con el piso de su padre. Con el tiempo se dio cuenta de que estos cambios le enriquecieron espiritualmente, le gustaba su vida. Trabajaba durante el día y la noche. Un día, Álvaro Cuesta llamó a Romy para que cuidase de su padre enfermo. Fueron conociéndose poco a poc...