En la adolescencia aparece un cambio en el tono y en la forma de dirigirse a los adultos. El niño «responde», da portazos, etc. Esas manifestaciones de independencia no tienen, en principio, nada de alarmantes, pero si el adolescente no recibe la pauta de comportamiento adecuada, puede pasar a los insultos o las injurias. Por ello, hay que reaccionar. A menudo, esta actitud tiene sus raíces en la...