Las doctoras británicas Flora Murray y Louisa Garrett Anderson lo dejaron todo cuando estalló la primera guerra mundial, incluyendo su lucha activa por el derecho al voto de la mujer, para trasladarse a Francia donde crearon dos pequeños hospitales militares. A pesar de que en su país las mujeres no podían atender a hombres, sus capacidades médicas y organizativas resultaron ser tan impresionantes...