Dulce y Ángel se evitan. Hacen lo posible por no estar mucho tiempo cerca el uno del otro. No se soportan, no pueden evitar insultarse, molestarse y odiarse... Pero, si se odian, es porque en realidad el tiempo no ha logrado hacer que se olviden y que dejen de recordar cuanto se amaron.
Ángel está cansado de buscar en otros ojos la mirada violeta de Dulce, la odia solo por eso. Y Dulce no...