El norte de México es pura frontera: enormes desiertos salpicados de cactus, montañas escarpadas y cañones sobrecogedores definen sus parajes, que a casi todo el mundo les resultan familiares por las películas del Oeste. Con sus habitantes pasa lo mismo: vaqueros, revolucionarios y bandidos dejaron su huella aquí a lo largo de los siglos, mientras que los pueblos indígenas, con arraigadas tradicio...