Me gusta tu doncella: "Chus observó que el esposo fruncía el ceño.
Era un hombre paciente, sin duda.
Pero todo tiene un límite.
Y Chus cada noche esperaba que el marido estallase, si bien nunca lo hacía, pues todo lo más regañaba con, voz suave, apuntaba los pros y los contras, pero al final la esposa se marchaba perfumada y enjoyada y con el bolso lleno de billetes.
—Te lo digo por última...