A Chagall le encantaba el azul. “El azul del cielo que incesante combate las nubes que pasan, que pasan” (Baudelaire). El viaje de Marc Chagall se inicia en su nativa Rusia y culmina con su triunfo en París, el extraordinario techo de la Casa de la Ópera de París que le comisionó Malraux. A lo largo del camino, su inspiración se empapó en el espíritu del siglo XX, sin jamás negar sus orígenes jude...