«Si no puede distinguir quién respira y quién no, el retrato es un Clayton & Co.»
A fines del siglo XIX, en la desaparecida localidad de Atlas, la joven Abigail Clayton era reconocida por el curioso talento de fotografiar a los muertos. Una habilidad que cuidaba un aterrador secreto: los protagonistas de sus imágenes le susurraban secretos sobre los vivos. Personas de todo el país viajaron a conoc...