Para un aborigen australiano, su país es como una inmensa partitura musical: allí donde pisa puede cantar canciones inmemoriales que hacen surgir el paisaje, otorgan derechos territoriales, posibilitan el trueque simbólico y permiten expresar el alma del intérprete.
Fascinado por estas prácticas antiguas y poéticas, Bruce Chatwin desvela a través de su experiencia en Australia no sólo la naturalez...