La práctica escénica fue para los artistas militantes un arma de combate y, aunque la precariedad conspiraba contra su plan, no se dieron por vencidos adaptando sus proyectos a las exigencias del afuera y a las emergencias del devenir temporal. Así, representaron en improvisados escenarios obras de producción propia o de autores reconocidos. Los que pudieron contar con cierta continuidad se propus...