Los sueños de los niños no deben ser vistos con escepticismo. El niño ha de saber que lo que ha soñado no son tonterías sin sentido, y el adulto debe acompañarle en sus fantasías, en sus pesadillas y en los descubrimientos. Acostumbrarse a hablar de los sueños con los hijos y animarles a que los cuenten es, en definitiva, un modo de favorecer un crecimiento sano. Este libro es una guía para la com...