Nuevamente me encuentro en el templo del Señor. ¡Qué gratificante el que así sea, pues pretendo encontrarme y encontrar mi fe, oculta a los hombres: es la fe de un viejo! Es complicada. Difícil de encontrar, después de todo lo pasado en ese largo camino. Sigo sin haber encontrado esa infancia espiritual que me permita poseer la fe que debería ser de hoy y de siempre. En mi juventud la fe era todo ...