Al soneto, se dice, le robaron la libertad. Pero no es cierto: la libertad no es hacer lo que uno quiere, sino lo que uno puede dentro de parámetros determinados. Cada civilización entiende esa libertad y la expresa a su manera y, por eso, cada civilización también luce su propia tradición de sonetistas. Los ingleses tienen a Shakespeare, Milton, Wordsworth, Rossetti y Hardy; los franceses, a Baud...