Ogros, brujas, vampiros, hombres lobo y madrastras. Nos rodean a diario; se encuentran en nuestra familia, entre los amores que vivimos, en la oficina, al final de cada calle. Lo que ocurre es que ya no los catalogamos como tales: preferimos hablar de manipuladores, de psicópatas, de familias disfuncionales, o incluso de traumas o complejos. Vivimos en el más aterrador y largo cuento de hadas que...