El cese definitivo de ETA no ha sido el resultado de una negociación entre el Gobierno y la banda terrorista; tampoco de una rendición absoluta. Ha sido lo más parecido a lo que vaticinó el Pacto de Ajuria Enea hace 25 años: la consecuencia de un acoso policial, judicial y social sobre la banda terrorista y su brazo político, que ha obligado a la izquierda abertzale a exigir a ETA el cese legítimo...