Me costó poco trabajo imaginar los gritos que se debieron proferir en aquel lugar. El sonido que calaba los muros reblandecidos por la humedad estaba ahí, atrapado entre el yeso. Fui hacia el centro dela habitación. No llegué muy lejos: di dos pasos, resbalé y caí de rodillas, con las manos en el suelo y el candelabro a unos metros de mí. El piso estaba mojado, pero sin luz no podía ver si era agu...
Me costó poco trabajo imaginar los gritos que se debieron proferir en aquel lugar. El sonido que calaba los muros reblandecidos por la humedad estaba ahí, atrapado entre el yeso. Fui hacia el centro dela habitación. No llegué muy lejos: di dos pasos, resbalé y caí de rodillas, con las manos en el suelo y el candelabro a unos metros de mí. El piso estaba mojado, pero sin luz no podía ver si era agu...