Una auténtica revolución de la comunicación con los más pequeños.
Es muy frustrante para una familia oír gruñir o llorar a su bebé y no saber exactamente qué le ocurre o qué es lo que quiere. O que rechace la comida y no saber si no le gusta o le duelen la tripa o los dientes. Pero antes que aprender a hablar, los bebés pueden aprender, por imitación y asociación, a utilizar la lengua de signos.
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