Los filósofos meten las narices en los asuntos más variopintos, son como sabuesos en busca de su presa: el conocimiento, sea este ético, político, metafísico, estético... Y no sólo meten las narices, sino que tocan las narices de sus conciudadanos, porque su labor es cuestionar lo establecido, poner patas arriba lo que damos por seguro y por sabido... Este libro toma como punto de partida las inqu...