Los 10 años que el general Omar Torrijos Herrera, autodefinido «dictador convicto, confeso y converso», dirigió la nación panameña no pasaron sin controversia, empezando por el golpe de Estado que lo puso al frente de Panamá el 11 de octubre de 1968.
Desprovisto de protocolos —solía despachar desde su hamaca en la casa de la Calle 50 en Ciudad de Panamá o su casa en Coclesito—, Torrijos tuvo un ob...