Laberinto de deseos terrenales

"—Sí, ven a mí… puedes descansar en mis brazos, así dejarás de sentir este viaje tan pesado. Descansa un poco, yo te cuidaré. — La voz parecía provenir del árbol; Alicia se rio y decidió que definitivamente estaba alucinando.

Las olas de los árboles temblaban, sacudiéndose por el viento como cascabeles mientras Alicia se desnudaba al ritmo de la música que provenía de los hongos fosforescentes en ...