La venganza de Marige:
"—¿No me contestas, Miguel? ¿De veras no tienes novia?
Era el crepúsculo. Entre la hacienda de los Samaniego y la casa solariega de los Vega, sólo había un paso, como un paréntesis, en el cual tenía ahora lugar la conversación. Había un pequeño prado al extremo de la carretera y allí enclavada una gran piedra. En ésta se hallaba sentada Marige, vestida con una falda de lan...