La segunda esperanza:
"—¿Confías en las mujeres como ingenieros navales? —preguntó sin levantar los ojos de la carta de recomendación.
Jean Dewi meneó la cabeza dubitativo.
No lo sabía.
En aquellos astilleros de los cuales Roger era director desde hacía cosa de un año y el subdirector desde hacía seis meses, había más de siete mujeres ingenieros y delineantes. Incluso había una chica monísima,...