Rusia era a finales del siglo XIX un enorme país atrasado y, contra todo pronóstico, en él triunfó una revolución que vislumbró una sociedad más justa e igualitaria, puso al frente de un gran Estado a un partido representante de los trabajadores y difundió su modelo en todo el mundo, llegando a convertirse en una potencia hegemónica en la segunda mitad del siglo XX. Pero las sucesivas guerras y su...