"Poder es impunidad", se sinceró Alfredo Yabrán a fines de los años 90.
Tenía razón. El sistema argentino está montado para la corrupción y la impunidad. Los fiscales no investigan, los jueces no juzgan, los organismos de control no controlan, los sindicalistas no representan a sus trabajadores y los periodistas no informan. Porque así se ha ido forjando el sistema, que demuestra que los beneficio...