Gabriela Margall pinta un fresco extraordinario de una época violenta, decisiva. Un escenario perfecto donde se gestan tanto la historia grande como la cotidiana, la secreta. Esa que se borda en la intimidad de las cocinas, las tertulias, las alcobas y las almas.
Entre 1851 y 1852, el gobierno del Restaurador llega a su fin. El corazón de Buenos Aires es Palermo, donde Juan Manuel de Rosas d...
Gabriela Margall pinta un fresco extraordinario de una época violenta, decisiva. Un escenario perfecto donde se gestan tanto la historia grande como la cotidiana, la secreta. Esa que se borda en la intimidad de las cocinas, las tertulias, las alcobas y las almas.
Entre 1851 y 1852, el gobierno del Restaurador llega a su fin. El corazón de Buenos Aires es Palermo, donde Juan Manuel de Rosas d...