
La prima Bela
"El capitán volvió a ponerse el guante amarillo de la mano diestra y, sin preguntar nada al portero, dirigirse hacia la gradería del piso bajo del palacio, con un aire que parecía querer decir: "esta mujer es mía". Los porteros de París tienen un golpe de vista certero y no detienen nunca a las gentes condecoradas, vestidas de azul y de grave andar; en
suma, conocen a los ricos".
Es una de las esc...
"El capitán volvió a ponerse el guante amarillo de la mano diestra y, sin preguntar nada al portero, dirigirse hacia la gradería del piso bajo del palacio, con un aire que parecía querer decir: "esta mujer es mía". Los porteros de París tienen un golpe de vista certero y no detienen nunca a las gentes condecoradas, vestidas de azul y de grave andar; en
suma, conocen a los ricos".
Es una de las esc...
