«Plenitud» y «amor». Dos palabras que, a modo de pinceladas, quieren indicar el sentido y el contenido de estas páginas. ¿Quién no desea el amor? ¿Quién no anhela la plenitud? Y si esas dos realidades se juntan, habremos hallado el elixir de la felicidad. Un amor eterno, una plenitud de amor. Precisamente en eso consiste la santidad.
La santidad cristiana no puede ser un concepto, una idea o una ...