La otra:
"—Hija mía, hace muchos días que no te pregunto nada con respecto al inconsolable viudo.
—¡Bah!
—Se consolará —rio Alice Quimper—. Todos los viudos llegan a consolarse. Sandra es muy bonita.
Esta alzándose de hombros
—Estoy desistiendo de ello.
—Merece la pena insistir, querida —intervino el padre—. Ten en cuenta que sus millones son tan numerosos como sus penas.
—Pre...