Ahí donde la ciencia no llega, el talento de una maestra abre caminos.
Imaginen una costa escarpada, donde las olas del mar lamen unas rocas antiguas; ahí, tendidas entre el agua y la piedra, yacen unas hembras que nunca han conocido varón. Tienen su propio lenguaje y sus ritos ancestrales, pero viven en un mundo sin tiempo, sin dueño, y es la luna quien las fecunda. Dejemos ahora que una de ellas...
Ahí donde la ciencia no llega, el talento de una maestra abre caminos.
Imaginen una costa escarpada, donde las olas del mar lamen unas rocas antiguas; ahí, tendidas entre el agua y la piedra, yacen unas hembras que nunca han conocido varón. Tienen su propio lenguaje y sus ritos ancestrales, pero viven en un mundo sin tiempo, sin dueño, y es la luna quien las fecunda. Dejemos ahora que una de ellas...