El Perú del bicentenario es un país desmoralizado. El desánimo proviene del agotamiento del proyecto constitucional de 1993 y del de la democratización del año 2000. No es la primera vez en nuestra historia, sin embargo, que proyectos de nación naufragan al cabo de unas pocas décadas. Lo propio ocurrió con el Estado guanero y la pax castillista, el civilismo, el indigenismo, el aprismo, el reformi...