El autor de este ensayo tiene una enfermedad en la mirada. Es incapaz de reconocer las caras y recordar los espacios. Camina y las avenidas se retuercen sin llevar a ningún sitio. Pasea y la memoria colapsa ante las plazuelas, los callejones y los parterres. Para él, la ciudad es un laberinto que se renueva a sus espaldas. Cuando se gira, ya es otra. Su desconfianza hacia lo que cree haber visto l...