Carlos Ruiz Zafón concibió esta obra como un reconocimiento a sus lectores, que le habían seguido a lo largo de la saga iniciada con La Sombra del Viento.
«Puedo conjurar rostros de chiquillos del barrio de la Ribera con los que a veces jugaba o peleaba en la calle, pero ninguno que quisiera rescatar del país de la indiferencia. Ninguno excepto el de Blanca.»
Un muchacho decide hacerse escri...