Los héroes nacionales descienden de sus monumentos para sentarse a la mesa en al Castillo de Chapultepec, donde se indigestan por cuenta del erario público. El resultado es una novela desenfada, irónica, irreverente pero también deliciosa. Zagal rompe con los modelos rígidos de la historia oficial que amenazan con convertir las fiestas del Bicentenario en una aburridísima catequesis cultural y, en...