«Mi cerebro no guarda secretos, ni recuerdos ya. Es una cárcel con techo de paja en la que los recuerdos reposan la parranda y después se van.»
Rubén Pablo Alcocer tiene 54 años, es detective privado y vive en Saltillo. Pudo haber sido filósofo y, quizá, más le habría valido, pues su más reciente trabajo lo ha llevado a una situación por demás complicada: un hombre y una mujer lo tienen amarrado a...
«Mi cerebro no guarda secretos, ni recuerdos ya. Es una cárcel con techo de paja en la que los recuerdos reposan la parranda y después se van.»
Rubén Pablo Alcocer tiene 54 años, es detective privado y vive en Saltillo. Pudo haber sido filósofo y, quizá, más le habría valido, pues su más reciente trabajo lo ha llevado a una situación por demás complicada: un hombre y una mujer lo tienen amarrado a...