El desierto del Este es un paisaje desolado, en el que ni una sola roca o arbusto interrumpe el horizonte, con una alfombra de roca volcánica negra, milenaria, intransitable hasta para los camellos y un calor tan intenso que en verano en la distancia aparecen espejismos. Si se explora con detenimiento, se descubrirán auténticos tesoros. En Azraq hay oasis, humedales repletos de juncos y de agradec...