Ciudad más seductora que atractiva, Dublín rebosa de la personalidad típica del que ha transformado el agobio en despreocupación. Aunque la capital irlandesa ha vivido sus penas y glorias en la última década, las considera a ambas como algo ilusorio y sigue generando prosperidad, sobre todo una vez dejado atrás el desastre de la recesión. Los dublineses contribuyen a ello mediante la música, el ar...