Óliver Valencia va a la escuela General Piripitache y usa más de cien veces al día la palabra inchi: “Inchi sandía tan rica”, “Inchi Peter, invítame a comer a tu casa.” Hasta que un día tiene que decidir entre dejar de comer los platillos de su abuela y dejar de decirla, y lo mejor para él es elegir lo segundo. Sin embargo, Óliver no se siente satisfecho con esta palabra fuera de su vocabulario, p...